Algunas parejas no se relacionan con la persona que tienen al lado, sino con las imágenes interiores que se han ido formando de esa persona a lo largo del tiempo. Viven en el pasado y se olvidan de actualizarse cada día. Para evitarlo, ayuda, y mucho, abrir la percepción a cada instante nuevo y no dar a la otra persona por supuesta. El otro se ilumina cuando le reconocemos y le descubrimos como nuevo, y de este modo también nosotros nos volvemos nuevos y jóvenes

LA IDEA ROMÁNTICA: Uno fantasea para encontrar la tierra prometida en la pareja, pero hay que trabajar duro porque esto no aparece por arte de magia. Frases del tipo: "Como te quiero tanto te lo voy a dar todo" implican que hay una desconfianza en el amor y un deseo de tener a la otra persona atada.
ORDEN: La relación ha de estar formada por dos personas adultas que están a cargo de su vida. No es beneficioso llevar al escenario de la pareja deseos o heridas que vivimos respecto al vínculo afectivo que tuvimos con nuestros padres.
EQUILIBRIO: Debe haber un intercambio de calidad entre lo que damos y recibimos. En ocasiones es mejor que no nos quieran tanto sino que nos quieran bien: menos cantidad y más calidad. El buen amor siempre milita en el respeto y la igualdad de rango.
PALABRAS MÁGICAS: "Si", "gracias" y "por favor". Las parejas que se nutren y enriquecen reconocen lo que el otro hace y les da, aumentando así el ciclo de dar y recibir.
FLEXIBILIDAD: El secreto está en ampliar los espacios e identidades y en flexibilizar los roles. Para que la relación funcione hay que buscar un estilo afectivo por un lado y poder desarrollarse como persona, por el otro.